En los múltiples casos que he tratado con respecto a su vocación o a la función que
consideraban como propia, -y con la que mayor satisfacción obtenían-, se
encontraban en la vida actual en alguna de estas doce Etapas
Evolutivas:
EL APRENDIZAJE: el interés, la fuerza y
el entusiasmo de la persona en esta etapa está puesto en absorber todos
los conocimientos que estén a su alcance para dominar esta función que,
percibe, es el motor que la impusa: la que lo hará realizarse en lo que
siente profundamente que es aquello para lo que ha nacido.
LA MAESTRIA: en esta vida nacen
dominando su función, la que ya han desarrollado en una o en varias
vidas anteriores. No necesitan aprenderla, sino solamente “actualizar”
conocimientos, que rápidamente ejercen con precisión y alegría,
reencontrándose con una actividad conocida, querida y gratificante.
EL RELATIVISMO: nace con el don innato y
una enorme facilidad para cumplir con su función. Tal es su saber, (y
el orgullo que va creciendo en la apropiación de ese saber), que los
límites de lo legítimo y de lo que no lo es se empiezan a borrar en el
ejercicio de su función. Gradualmente empieza a tomar como legítimo todo
aquello que le sea posible intentar, y va borrando cualquier valor
ético y social que le pueda poner algún límite humanamente aceptable a
su trabajo o a su profesión.
LA EMBRIAGUEZ DE PODER: nace con una
explosiva mezcla de maestría excepcional en su función, (que le da un
poder indiscutible), junto con una soberbia rayana en lo patológico, un
descreimiento total con respecto al bien común y un bárbaro desprecio
por los demás. Distorsiona su función cuanto le parezca útil para
dominar y manipular a los demás, suponiendo que esa situación es lógica y
podrá mantenerse en ella todo el tiempo que él quiera y sin sufrir
consecuencias negativas.
LA CAíDA: nuevamente se manifiesta la
ley de causa y efecto, y ahora recoge el resultado de sus acciones
anteriores naciendo en circunstancias de severa infe-rioridad física,
psíquica o social. El sufrimiento de esa vida puede ser excelentemente
usado para ir descubriendo los graves daños realizados antes, y para
encontrar creativamente la posibilidad de reparación de esas situaciones
pendientes, usándolas para su propia evolución, y para impulsar la
evolución de los que lo rodean.
EL MIEDO Y LA CULPA: nace paralizado
por el temor y una oscura culpa que no sabe de donde proviene (hasta
descubrir en regresiones a vidas anteriores la causa que lo atemoriza). A
pesar de gozar de condiciones normales y buenas apti-tudes, se siente
permanentemente inferior a los demás y bloqueado en sus auténticas
posibilidades. El recuerdo inconsciente de lo ocurrido en sus vidas
anteriores le da una sensación de catástrofe inminente, que le impide
llevar adelante su función.
LA ACUSACIóN: proyecta en el mundo, en
las personas y en las circunstancias, aquello por lo que él mismo fue
acusado en vidas anteriores, y se encierra en el círcu-lo vicioso de
querer cambiar los acontecimientos externos, sin atinar a descubrir las
causas internas que lo mantienen detenido en una acusación estéril que
no genera acciones concretas, ni en el mundo ni en su propia vida.
LA PARáLISIS CREATIVA: da tempranas
muestras de la función que ya trae bien desarrollada y la realiza con
éxito, hasta que en un momento un hecho determinado desencadena el
recuerdo inconsciente de la caída y los dolores sufridos en vidas
anteriores y se paraliza en esa función, sin descubrir el porqué ni el
cómo salir de esa situación dolorosa y frustrante.
EL DEBER AMARGO: desde el principio de
esta vida realiza la función que ya trae aprendida, y en la que se sigue
especializando activamente, pero sin alegría. Doloro-sas circunstancias
pasadas que trae al nacer como recuerdos inconscientes, le im-piden
disfrutar de aquello que hoy hace, y muy bien. Hacer conscientes esas
viven-cias inconscientes a través de regresiones, le permitirá recuperar
el placer y la alegría de aquello para lo que se ha formado, y que
profundamente desearía disfrutar.
EL AMANECER: en esta etapa la función
ha pasado por todas las anteriores, y aparece, por fín, desbloqueada y
libre. Pero además, con una sabiduría que no tenía en la etapa de la
Maestría, o del Relativismo. El que nace en esta dichosa etapa parece ir
con inalterable alegría y viento a favor en lo que hace. Porque ya ha
sufrido en vidas anteriores las distorsiones a las que pudo haber
sometido su función, y las amargas consecuencias le han enseñado a
apreciar lo que hace en su excepcional y único valor, y a hacerlo no
sólo con maestría, sino con delicadeza y respeto por todo y por todos.
EL MISTERIO DE SER UNO MISMO: el que
nace en esta etapa, tiene una triple y reconcentrada atención: la que
pone en realizar espléndidamente su oficio, la que pone en responder con
precisión e inteligencia al mundo que lo rodea, y la que pone en buscar
la respuesta a la acuciante pregunta que no deja de hacerse un instante
en su vida: saber Quién es. No sólo en sus circunstancias, sino en su
esencia. Cuando logra responder a esta pregunta, en general después de
varias vidas de búsqueda, se encuentra, se reconoce y se comprende. Se
suele llamar a este encuentro: Iluminación.
LA CONSCIENCIA AMPLIADA: la persona que
nace en esta etapa da una contínua y conmocionante impresión de vivir
en una espiral de la evolución más alta que la de los demás seres
humanos. Parece haber desarrollado una mente, un sistema emocional y una
intuición superior a la de los demás. Su inteligencia no es analítica
sino sintética. Allí donde los demás ven las partes, él ve el todo.
Donde los demás ven seres o grupos humanos en conflicto o países en
oposición, él ve interrelaciones dinámicas cargadas de sentido, en las
que se puede intervenir solamente para ayu-darles a aclarar lo que están
haciendo, y para desarrollar su potencial de inteligencia integradora
que pueda usarse para el crecimiento conjunto y para bien de todos. Tal
como él mismo lo hace.Cada una de estas etapas impregna con su propia
significación la vida del que está pasando por ella, y al mismo tiempo,
puede aportar un decidido impulso para su evolución. Sobre todo si el
evolucionante se da cuenta de en qué punto está, qué puede ganar en esa
etapa, y cuáles son los pasos que puede empezar a dar para pasar a la
etapa siguiente.Ese es el objetivo de los ejercicios personales que se
despliegan en “A la luz de nuestras vidas pasadas”: ser una herramienta
que ayude a la evolución consciente de cada uno de los que lo leen
Lic. Amalia Estévez (extraido de internet)
